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El mito de la marcha atrás. La marcha atrás ha sido durante años la técnica que han usado muchas personas para, supuestamente, intentar que no se produzca un embarazo. Aunque esto es una verdadera irresponsabilidad: la marcha atrás no es un método anticonceptivo, comporta riegos de embarazo, y no protege del contagio de enfermedades de transmisión sexual.
También llamado coitus interruptus, la marcha atrás se produce cuando el hombre retira su pene de la vagina, justo antes de eyacular. Pero esto no es nada científico: el hombre tiene muy difícil controlar la eyaculación y, además, antes de la aparición del semen, el pene desprende un flujo que también puede contener espermatozoides.
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A parte, también hay que mencionar la necesidad de practicar sexo seguro y evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Además de hongos, papilomas, gonorreas y otras infecciones venéreas, ten siempre en la cabeza que la marcha atrás no te protege ni del SIDA ni de la hepatitis.
Disfrutar del sexo espontáneo no tiene que significar arriesgarse a un embarazo, o a sufrir una enfermedad de transmisión sexual. Existen numerosos métodos anticonceptivos – sobretodo el preservativo – que nos permiten tener relaciones sexuales seguras, y protegidos de cualquier enfermedad. Es necesario que acudamos a un centro de planificación familiar para encontrar el mejor método de protección para tener sexo sin consecuencias.
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La marcha atrás no es una solución válida para garantizar que nuestra vida sexual sea estable, y segura. Un embarazo no deseado o una enfermedad pueden trastocar nuestro futuro.